La prevención de la violencia es un pilar fundamental en la labor de las comunidades interreligiosas. A través de programas de educación, acompañamiento y mediación, se trabaja en la identificación de factores que pueden generar conflictos y se implementan estrategias para resolverlos de manera pacífica. El respeto por la diversidad de creencias y la promoción del entendimiento mutuo son herramientas clave para reducir la intolerancia y prevenir actos de violencia motivados por diferencias ideológicas o religiosas.